Jesús mío, de rodillas ante tu Imagen, vengo a hablarte y a rezarte
pero cuando te miro y veo esos ojos llenos de ternura, que parecen los de un niño cuando no sabe hablar y quieren decirte algo. Esos son tus ojos, cuando contemplo tu rostro y tu boca que me están diciendo que me amas, que me necesitas. Me quedo contemplándote con las lágrimas en los ojos. Tu sabes todo lo que necesito. Con mirarte, mi Cristo de la Victoria, me estás diciendo que todo lo que has sufrido soy parte de esa locura de amor, de darte todo y ver esa espalda tan dolorida y abierta de llagas. Cuando contemplo esa Cruz me estás diciendo que la coja, pero a veces, Jesús, me pesa. Dame las fuerzas para abrazarla como tú lo estás haciendo y contigo llevaré más ligero su peso. Veo el amor que me tienes. Que no me queje nunca del sufrimiento sino que me abrace a mi Cristo de la Victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario